Quién alguna vez en su vida no ha tenido culpa por alguna acción que realizó y que provocó consecuencias negativas, o por algún pecado que para la persona que lo cometió es demasiado grande que no ha sido capaz de pedir perdón o perdonarse a sí misma.
Bueno, cualquiera sea el caso en el que te encuentres y la culpa está presente en tu mente y te ha quitado la paz o bien viene de vez en cuando para atormentante, te quiero dar una buena noticia ya que “La Culpa tiene Tratamiento” y puedes ser libre de ella.
Vamos a ver cuál es el tratamiento para la culpa según Dios y quien está detrás de ella para atormentar a aquellos que la tienen.
¿QUÉ HACER SI TE SIENTES CULPABLE?
La metodología del acusador que ocupa el arma de la acusación es separar al hombre de su relación con Dios (Romanos 8:33-35).
Paso 1: Acusar
Paso 2: Condenar
Paso 3: Separar
Paso 4: Destruir
El hombre cargado de culpa es un hombre que está siendo acusado, esa culpa comenzó en el Diablo ya que uno de sus nombres es el acusador y una de sus funciones es acusar, lo vemos acusando desde el principio desde Génesis hasta Apocalipsis.
Según la ley de Moisés la culpa tenía la misma ofrenda que el pecado (Levítico 7:7), por lo tanto, se debía presentar un cordero como expiación para redimir (limpiar de toda culpa) a la persona que tenía culpa o había pecado (Levítico 14:12). Luego, aquel cordero que era ofrecido era degollado, venía el Sacerdote y tomaba un poco de sangre de la ofrenda por la culpa y untaba el lóbulo derecho de la oreja del que debía ser purificado, es decir, aquella persona que tenía culpa, luego repetía la acción sobre el pulgar de su mano derecha y por último sobre el pulgar del pie derecho (Levítico 14:14). Con esta ofrenda y este acto de fe aquel que era culpable quedaba libre de la culpa.
Ahora, ya no es necesario realizar todo este ritual ya que Jesucristo fue aquel cordero señalado por Juan que quita el pecado del mundo (Juan 1:29), solo debemos venir a Jesús y recibirle en nuestro corazón como Señor y Salvador y confesar nuestro pecado para ser libres de la culpa y del pecado (Romanos 10:9). Por lo tanto, si has cometido algún pecado o falta que tu conciencia te incomoda o bien vienen pensamientos de culpa, te quiero decir que la forma de ser libre es confesando nuestros errores, pecados o faltas y Jesucristo es fiel y justo para perdonarte y limpiarte nuevamente (1 Juan 1:9). Y si aún has hecho todo esto y sigues en tu mente con la culpa solo debes renunciar a ella o a esos pensamientos que te atormentan y despojarte con tus palabras tan simple como renunciar a esos pensamientos en nombre de Jesucristo. La culpa se puede transformar en un manto que te cubre y que te acusa constantemente, y lo que te cubre eso eres, es por tal motivo que debes rechazar y renunciar a la culpa que se puede transformar en una carga muy pesada (Hebreos 12:1). Si no te quitas ese manto de culpa no podrás ser libre y experimentar el amor y la libertad con la cual Cristo nos hizo libres, para lo cual debemos permanecer firmes sin titubeos o prejuicios que si Dios te perdonó o no solo debes creer y luchar por tu libertad (Gálatas 5:1).
Recordemos que existe el acusador que es una entidad maligna, su objetivo es acusar y provocar culpabilidad en los hijos de Dios (Apocalipsis 12:10), él utiliza esa culpa como ya dijimos anteriormente y que puede ser por un pecado o por una acción que conllevó consecuencias negativas, cualquiera sea la causa el acusador se aprovecha de esta vulnerabilidad en la persona y le recuerda sus errores o pecados ya confesados y lo atormenta de día y de noche provocando tristeza y amargura. Bueno, recordemos que Jesús cuando iba predicando el evangelio que son las buenas noticias del reino de Dios, también iba sanando a todos los enfermos y aquellos que eran atormentados por espíritus malignos (Lucas 6:18) dentro de los cuales estaba el acusador de nuestras almas. Entonces, que debes hacer para ser libres si tienes pensamientos o sentimientos de acusación, solo debes reprender en nombre de Jesucristo a esos espíritus que te oprimen o atormentan y Dios traerá a tu vida una libertad extraordinaria y única mediante el poder del Espíritu Santo.
Autor: Giovani Becerra
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